Aún siento su perfume. Y puedo ver su sonrisa, la sonrisa que esbozó mientras nos besábamos.
Esos besos que me hacían recordar...
Y a ésas tardes donde todo era eterno. Donde su confusión no existía, y ni siquiera conocía la palabra adios. Donde cada vez que lo tocaba me sentía más segura…
Donde juraba que a nada le temía, que siempre me esperaría y que nuestro amor nunca acabaría.
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